Imágenes de un caos profetizado

A pocas horas para la huelga general os queremos dejar un bocado de lo que podéis encontrar en la última novela de J.M Amilibia publicada en Principal de los Libros: Érase una vez un príncipe republicano. Y es que Amilibia se ha anticipado y ha descrito con excelente pericia la caída de ese pequeño reino llamado Macón. «El que se mantiene en pie devora al caído. El canibalismo vigente no espera ni a que el otro esté muerto del todo». Cualquier parecido con la realidad griega, y muy pronto con la nuestra, es casualidad. O no. Lo cierto es que ese Macón tiene mucho del Macondo fantástico de García Márquez; y también de la España real de Rajoy, las reformas laborales, los casos de corrupción, y cómo no, de los príncipes y sus consortes.

J.M Amilibia ha sabido captar en Érase una vez un príncipe republicano el mal sabor de boca de los ciudadanos de Macón, las triquiñuelas de los políticos cuando hablaban de «desestabilización coyuntural», de las «malas palabras (la verdad)» sustituidas por lo «políticamente correcto». Y de «las largas colas ante los bancos y las oficinas de empleo». Que nadie diga que el autor no nos lo advirtió. El caos en su máxima expresión ha llegado a Macón: las mafias roban cables de cobre del tendido eléctrico, hombres y mujeres de familia roban en los supermercados, madres y esposas se prostituyen… ¿Entre tanto desconcierto podrá el príncipe cumplir su cometido? ¿Soportará Macón el paso a una república? ¿O será más fuerte la presión de las clases pudientes?

Las pinceladas apocalípticas que tienen algunas escenas de Érase una vez un príncipe republicano no dejan de recordarle al lector que toda ficción tiene su parte de realidad. Y es que ese Macón creado por J.M Amilibia tiene muchos parecidos con la España actual: ¡temblad, temblad!

 

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