Una historia de amor y de muerte en un pueblo fronterizo: «La novia ahorcada en el país del viento», de Rafael Jiménez

Una historia de amor y de muerte en un pueblo fronterizo

 

Portbou es un pueblo fronterizo, situado en el extremo noreste de la Península, que cuenta con poco más de mil habitantes y una atmósfera peculiar. Es conocido en el resto de Europa por ser el lugar donde falleció Walter Benjamin, con solo 48 años y en misteriosas circunstancias. Además también es donde transcurren los hechos que inspiraron a Rafael Jiménez para escribir La novia ahorcada en el país del viento.

En el año 1990, apareció una joven ahorcada en un árbol en Portbou. La joven llevaba un vestido blanco, como de novia, y nadie la conocía. La investigación confirmó que se trataba de un suicidio pero no lograron identificar a la víctima.

Este hecho real sirve a Rafael Jiménez como punto de partida para La novia ahorcada en el país del viento.

Veinticinco años después del hallazgo de la joven, el inspector Garibaldi descubre el caso. A pesar del tiempo transcurrido, decide trasladarse a Portbou para investigar qué sucedió. Pero allí topa con entramados muy poderosos de tráfico de drogas, trata de blancas y corrupción política que no le pondrán las cosas fáciles. Garibaldi sabe que se juega la vida, pero, aun así, está decidido a indagar hasta el final.

Con una trama adictiva y llena de misterio, Rafael Jiménez crea una atmósfera opresiva, que recuerda a la que aparece en la novela negra escandinava. La trama se centra en el odio hacia las mujeres y descubre un Portbou desconocido pero real, cuya economía está alimentada, en parte, por la trata de blancas y el proxenetismo, y por los negocios que se derivan de la explotación sexual.

Tráfico de drogas, trata de blancas y corrupción política… A medida que te adentras en la trama, descubres que, bajo la apariencia idílica del entorno, se oculta el corazón más oscuro de la frontera. 

 

«En La novia ahorcada en el país del viento, Garibaldi se pasea insobornable por los subterráneos de una sociedad aparentemente madura para dar cuenta de cada uno de nuestros fracasos. Ni siquiera su creador, Rafael Jiménez, y eso que lo intenta, es capaz de domesticarlo. Ficción española digna del mejor hardboiled

Daniel Cebrián, guionista y director de cine

 

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